
Un día, observando el Etna, cuyas entrañas vomitaban llamaradas, quise ser ese célebre volcán. Según Michel Onfray la frase más hermosa de la obra de Sade manifiesta una ética que ansía la energía, el movimiento, la vida. Las grandes pasiones humanas, y las del escritor y el filósofo, se despliegan en este diario con la impaciencia del rebelde y con los gestos libertinos del dandy. Las resonancias de un cuerpo atravesado por la historia, la literatura, el arte y la música se plasman en una prosa que conmueve y es una iniciación a la experiencia estética.